domingo, 6 de abril de 2008

Esperanza Aguirre prepara un nuevo golpe al pequeño comercio: la liberalización total de los horarios comerciales


El Gobierno regional de Madrid ha anunciado la futura aprobación de una Ley de Modernización del Comercio que concederá libertad total a los empresarios para establecer el horario de apertura y cierre en los días laborables y en los festivos permitidos (22), pasando de las actuales 90 horas semanales de apertura a 144 (168 las semanas con domingos comerciales). Dado que el Partido Popular goza de mayoría absoluta en la Asamblea de Madrid, la aprobación de esta Ley será sólo cuestión de tiempo.

Los pequeños empresarios, agrupados en torno a la Confederación General de Pequeñas y Medianas Empresas (COPYME), así como la Confederación Española de Comercio (CEC), la Confederación de Comercio Especializado (COCEM), todos los sindicatos y la Confederación de Consumidores y Usuarios (CECU), se oponen con buen criterio a esta medida, aunque curiosamente no el Presidente de la Confederación de Empresarios de Comercio Minorista, Autónomos y de Servicios de Madrid (CECOMA), Salvador Santos Campano. ¿Tendrá algo que ver en ello el hecho de que este señor también ostenta la presidencia de la Cámara de Comercio de Madrid? ¿No le da vergüenza mantener esa postura contra toda lógica y en contra de los intereses que debería defender?

Desde Unión Nacional de Trabajadores (UNT) rechazamos rotundamente esta medida “liberalizadora” para las grandes superficies capitalistas y esclavizadora para los comerciantes y sus empleados, pero no por simples prejuicios, sino porque las razones son muchas y de bastante peso.

Para empezar, la Comunidad de Madrid es la región con mayor apertura comercial en España, teniendo actualmente 92 centros comerciales, lo que supone el récord absoluto de 441 metros cuadrados por cada mil habitantes (en Cataluña son 157…), lo que supone nada menos que el 22,5% de toda la superficie comercial de España.

La desregulación de los horarios comerciales causará un daño irreparable a una parte del pequeño comercio, que será incapaz de competir con las grandes superficies capitalistas. La medida beneficia descaradamente a esas grandes superficies porque los pequeños comercios no tienen capacidad para competir: carecen de los recursos para mantener detrás del mostrador a una persona 24 horas al día. Y eso por no entrar en la injusta competencia capitalista que hace que las grandes superficies obtengan mejores precios al por mayor, lo que unido a la peor remuneración y condiciones laborales de sus empleados, les permite ofrecer unos precios mucho más bajos que a los pequeños comerciantes.

La apuesta del PP por la liberalización económica y comercial supone necesariamente más precarización y mayor desprofesionalización del empleo en el sector, y, además, el empleo ganado en grandes superficies –de peor calidad casi siempre- se perderá precisamente en el pequeño y mediano comercio.

A ello se suma el hecho de que tanta liberalización dificultará aún más para los comerciantes y trabajadores afectados el conciliar la vida laboral y familiar. ¿No dice el PP que apuesta por defender la familia? ¿Cómo? ¿Precarizando más el empleo y esclavizando a los trabajadores y comerciantes para que así puedan subsistir? ¿Cabe mayor hipocresía y cinismo?

Tampoco es cierto que esta medida beneficie a los consumidores ni en precios ni en oferta. Se trata de un argumento falaz que la realidad desmiente, aparte de suponer una distinción perniciosa entre consumidor y trabajador, como si se tratara de personas distintas… Y es que aquí es donde la hipocresía de los “liberales” llega al extremo, tratando de identificar a los ciudadanos con su condición de consumidores y fomentando modelos de ocio vinculados constantemente al consumo. No hay centro de ocio que no conviertan en un inmenso centro comercial, lo que pretende no sólo fomentar el consumismo por sí mismo, sino crear pautas de comportamiento que impliquen una modificación de la forma de pensar, de forma que una persona termine asumiendo su papel de consumidor y se olvide de que también es un trabajador.

Esta disociación de la personalidad humana que tanto fomentan los liberales, se traduce en las opiniones de las personas. Así se entiende que en las encuestas de opinión mayoritariamente los encuestados opinen que es mejor ampliar los horarios comerciales, flexibilizar la normativa comercial, etc. En ese momento el encuestado no se da cuenta de cómo afecta eso a los derechos laborales de los trabajadores implicados, algo que en realidad también le perjudica a él y al modelo de empleo que heredarán sus hijos, sino que sólo responde desde la mentalidad del consumidor.

Desde UNT queremos denunciar no sólo lo negativo de los aspectos materiales concretos de esta futura Ley, sino ante todo la hipocresía y la manipulación de la mentalidad de los trabajadores que se está haciendo desde hace años no sólo desde los gobiernos de PP, sino también desde el PSOE.

Es necesario que todos los trabajadores seamos conscientes de la manipulación a la que estamos siendo sometidos y así lo denunciemos.

La unión de todos los trabajadores es lo que nos dará fuerza suficiente para enfrentarnos al avance liberal-capitalista que se empeña en reproletarizarnos a todos. Por eso hoy es más necesaria que nunca la unidad del movimiento sindical.

Un sindicalismo unido es la mejor garantía que pueden tener los trabajadores.

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